
El Cooperativismo en Colombia
Las organizaciones indígenas precolombinas desarrollaron actividades de cooperación, las cuales aplicaron en trabajos agrícolas en épocas de siembras y recolección de productos, en la construcción de viviendas y vías de comunicación, entre otras. Sin tener en cuenta su vigencia en el tiempo de estos modelos de solidaridad, se considera que el cooperativismo se inició en Colombia en la década de 1920, y obtiene su normativización con la expedición de la ley 134 de 1931. El General Rafael Uribe Uribe, hizo los primeros planteamientos cooperativos; igualmente se registra la presentación de un primer proyecto sobre asuntos cooperativos en 1916 por parte del ministro de Agricultura y Comercio Benjamín Herrera.
El más conocido difusor de las ideas y promotor del modelo cooperativo fue el Canónigo de Tunja, Adán Puerto quien recién llegado de Europa emprendió una amplia labor de divulgación mediante conferencias, charlas y publicaciones, especialmente en el Boletín Diocesano, Ecos del Centro y El Vigía.
¿Qué es Una Cooperativa?
Historia del Cooperativismo
El año de 1750 se referencia como el inicio de la llamada Revolución Industrial, la cual generó un impacto negativo en los ingresos de los trabajadores, al ser desplazada en las factorías o fábricas la contratación de obra de mano, por la aparición de las máquinas.
El 28 de octubre de 1844, en la población de Rochdale Inglaterra, un grupo de tejedores se unieron y crearon una asociación libre registrándola como: "Sociedad Equitativa de los Pioneros de Rochdale", y el 21 de diciembre iniciaron actividades, por cierto su ubicación fue en la Calle del Sapo, convirtiéndose en una alternativa asociativa, dentro de la sociedad capitalista de entonces. Este grupo de Pioneros estuvo conformado por una mujer y 27 hombres, los cuales aportaron como capital inicial 28 libras inglesas.
La fecha de 28 de octubre de 1844, mundialmente se tiene como referencia de la formalización o fundación del modelo empresarial cooperativo.
El Cooperativismo en América
La evolución exitosa del modelo cooperativo en Europa, fue trasplantado a América, por medio de los inmigrantes que llegaban a estas nuevas tierras en busca de un futuro mejor; se reconocen dos corrientes: la primera corresponde a su llegada al sur del Continente, Argentina, Brasil y Uruguay. A estos países llegó la semilla en el conocimiento de inmigrantes alemanes, suizos, franceses e italianos de los modelos de bancos rurales Raiffeisen y las cajas populares tipo Luzzeti.
La segunda corriente se origina en Canadá, trasladándose a los Estados Unidos, América Central, el Caribe y el norte de Suramérica. Esta última corriente, enriquecida con las experiencias europeas, tomó características especiales, producto de la adecuación del cooperativismo de crédito al entorno socio-económico y cultural del nuevo mundo; de igual manera del pensamiento de sus promotores y difusores.
Además del trabajo realizado por los promotores y filántropos en la irrigación de este nuevo modelo empresarial, son importantes los aportes hechos por la Iglesia Católica, mediante su acción pastoral social y bajo la orientación de las encíclicas de los Papas, además de organizaciones sindicales al incentivar entre sus afiliados la creación de cooperativas de crédito, vivienda, servicios de salud, entre otras.
